La pandemia dejó claro que existe una gran necesidad de innovación en las instituciones financieras de América Latina. El distanciamiento social, los confinamientos y el cierre de muchos negocios generaron un cambio radical en la forma en que nos relacionamos e interactuamos con el mundo, incluso para realizar las tareas más básicas como comprar en el supermercado o hacer trámites en el banco. De ahí el impulso y fuerte crecimiento en la región en la adopción de soluciones financieras digitales, que se ha reflejado en el auge de las empresas fintech. Según BID Invest, las fintechs de América Latina y el Caribe recaudaron $1.200 millones en capital de riesgo solo en el primer trimestre de 2021.

La creciente demanda de estas soluciones ha llevado a Open Banking a convertirse en un facilitador más destacado de la inclusión financiera y la innovación en este sector en toda la región. Las reglas de Open Banking ofrecen más opciones a la hora de elegir un proveedor de servicios financieros y facilitan el cambio de uno a otro.

Esta es una gran oportunidad comercial y estratégica para el sector bancario. Varios países de la región vienen observando el impacto que la democratización de la información financiera tiene en otras partes del mundo en términos de innovación y competitividad. El intercambio seguro de información de clientes entre bancos y fintechs es sumamente enriquecedor para la creación de nuevos productos y servicios.

Banca Abierta en LatAm
Los países latinoamericanos ya están comenzando a incorporar marcos regulatorios para la Banca Abierta. Sin embargo, el ritmo de implementación de Open Banking no es el mismo en toda la región. Actualmente, cada país se encuentra en una etapa diferente en cuanto a la implementación de un marco regulatorio para Open Banking.

De hecho, mientras que en países como Argentina, Colombia, Chile y Uruguay el Open Banking aún se encuentra en sus etapas iniciales, Brasil y México fueron de los primeros en la región en impulsar esta transformación. 

¿A dónde vamos?
A medida que los países latinoamericanos se abran a la idea de implementar Open Banking, podrán aprovechar todos los beneficios que brinda este modelo y facilitador de innovación, tanto para las instituciones financieras como para los clientes.

Los consumidores están cambiando constantemente sus hábitos de consumo, preferencias y necesidades. Open Banking permite a las instituciones financieras crear soluciones que acompañen estos comportamientos cambiantes de los consumidores.

Un marco regulatorio que promueva la digitalización, el intercambio de datos y la innovación en los servicios financieros puede crear enormes oportunidades para mejorar la experiencia bancaria de los consumidores. También puede fomentar la formación de una infraestructura de pago que, a largo plazo, puede ayudar a promover la inclusión financiera en América Latina, una región donde, según estadísticas del Banco Mundial, aproximadamente la mitad de la población aún no tiene acceso a productos y servicios financieros.

 

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